Una Ciudad Brest: Pinta sus Casas para dar Color a la Ciudad

En las calles de las ciudades y pueblos, casi todas las casas tienen una fachada gris. Pero Brest (Francia) está cambiando la situación: invita a los habitantes a colorear la ciudad pintando las fachadas de sus casas con tonos brillantes. Como bono, contribuye financieramente a este esfuerzo otorgando una subvención a los voluntarios.

Tanto si se encuentra en la ciudad como en el campo, hay una cosa que destaca y que afecta absolutamente a todos los municipios de Francia: el 90% de los edificios y casas que se construyen solo tienen matices de gris.

La elección de este color puede deberse a una norma de construcción o a una norma, pero en realidad no hay ninguna razón para utilizar este color casi sistemáticamente en exteriores. Sin embargo, la coloración de su fachada la convierte en un lugar más acogedor y da una sonrisa a todos los que pasan por delante.

Color y alegría para las calles

Con esta idea en mente, la ciudad de Brest se ha embarcado en un loco desafío: colorear sus calles pidiendo a sus habitantes que pinten de nuevo sus fachadas. Y para ello, pueden contar con el apoyo financiero de la ciudad!. El propietario de una casa y si quiere ponerle color a la misma, la ciudad da una subvención de 700 euros para que el propietario pueda pintar el exterior.

Sin embargo, la cantidad remitida puede aumentar si el dueño o su vecino, que también sea propietario, hacen una solicitud conjunta. Cada uno recibirá 100 euros adicionales. Por último, si el propietario de un edificio con al menos 2 apartamentos hace la solicitud, recibirá 1.400 euros para colorear el edificio.

Los voluntarios pueden utilizar profesionales para hacer esta tarea o hacerlo ellos mismos. Todos aquellos que deseen participar en este desafío añadiendo un color a la paleta de la ciudad solo tienen un requisito que respetar. La fachada debe estar adornada con un color brillante elegido por el propietario. Todas las opciones están permitidas y esto ya ha dado un impulso a algunas de las calles de Brest.

Aunque algunas de las calles de la ciudad ya han cambiado de aspecto, en la actualidad solo se ven afectadas las calles más transitadas de Brest. Sin embargo, esto no impidió que seis propietarios que vivían en una calle aún sin urbanizar pidieran ayuda a la ciudad para participar también en esta colorida acción.

La ciudad, satisfecha con su enfoque, los apoyó y también les pagó una beca para repintar sus fachadas. La idea de Brest ha convencido a sus habitantes y, quién sabe, otras ciudades podrían seguir su ejemplo y poner más colores en nuestra vida cotidiana.

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